La Cueca
El 18 de septiembre de 1979, el decreto N°23 publicado en el Diario Oficial, promulgó la cueca como baile nacional, debido a que era ésta la de mayor nivel de difusión y de más profunda significación histórica.
Existen distintas teorías respecto de su origen y de su llegada a Chile, sin embargo, se ha logrado llegar a consenso en cuanto a su relación con la Zamacueca y sus antecedentes arábigo-andaluces. Su presencia puede ser reconocida a lo largo de todo el territorio nacional, variando la forma coreográfica y musical según la zona geográfica en que se interprete, pero siempre conservando un patrón común que la hace ser un baile único y diferenciado. Asimismo, ha tenido dos funciones predominantes: en primer lugar, el entretenimiento, bailándose en fondas y fiestas con gran algarabía; en segundo lugar, la función documental, en la medida en que actúa como transmisora de la tradición oral en la voz de cantores populares.
En el aspecto estrictamente musical, posee un esquema formal unitario, con una sección repetida que termina formando un fragmento musical de 52 compases, al que se le llama pie. Su duración bordea el minuto veinte segundos. Generalmente se bailan tres pies de cueca.
Su estructura lírica está compuesta por dos estrofas y un remate, con rima en los versos pares. La primera estrofa es una cuarteta, compuesta por cuatro versos de ocho sílabas.
La segunda es una seguidilla de siete versos que alternan entre siete y cinco sílabas; el cuarto verso se repite con el agregado de las exclamaciones “sí” o “ay sí” y se conoce como “verso guacho”. La rima de la seguidilla debe ser, siempre, consonante. Al momento del canto, la cueca finaliza con dos versos de siete y cinco sílabas respectivamente, con rima consonante, que se conocen como pareado, cerrojo o remate.
El contenido temático es variado y sumamente rico en términos poéticos. Sus letras son románticas, costumbristas y, desde fines de la década del cincuenta, relacionadas a los bajos fondos de las grandes urbes, estilo conocido como cueca brava o chora.
Si bien originalmente se interpretaba preferentemente en salones, chinganas o quintas de recreo, a medida que pasó el tiempo se hizo música frecuente en restaurantes, salones de evento y ceremonias oficiales. Durante el siglo XX, incluso, ocupó cierta importancia en los medios de comunicación masivos a través de la interpretación en conjuntos de música típica, identificándose así con la estilizada figura artística del huaso.