Fotografía patrimonial: Chilenas de Ayer

Ha pasado más de un siglo desde la aparición de la fotografía y aún nos hipnotiza y nos convoca como el primer día. Hoy con la aparición de la fotografía digital y las nuevas tecnologías, el mundo aparece capturado en todas sus posibilidades, un mundo de imágenes digitales que se multiplica ante nuestros ojos formando en las redes sociales el álbum más inmenso creado por la humanidad.

Acceso y democratización de la fotografía que dio sus primeros pasos con el invento de André Adolphe Eugène Disdéri, quien masificó la reproducción del retrato por medio de un pequeño formato llamado “Carte de Visite”, que permitió reemplazar la placa metálica por placas de vidrio entregando muchas copias en papel a un precio muy bajo”. (Csillag, 2000)

Este acceso a la fotografía pone en valor la historia particular, la microhistoria, testimonio de lo vivido, imagen que nos identifica como familia, comunidad que nos reconoce como sujetos, que nos relata acontecimientos importantes y que nos revelará – para quien la mire en el futuro- la trascendencia y la finitud de nuestros actos cotidianos.

La pequeña selección de fotografías denominada “Fotografía patrimonial: chilenas de ayer”, pertenecientes al Museo del Carmen de Maipú es un ejercicio de reflexión en torno a la fotografía como documento, que incluye dos elementos que nos ayudan a documentar con ciertas certezas el periodo al que pertenece la fotografía.

El primer elemento es la mirada de quien captura la imagen, los que elaboran una escena y dan un estilo estético como técnico al retrato, que en la fotografía del siglo XIX se definen tanto en autores como en casas fotográficas. Estas, nos permiten de acuerdo con sus sellos y tipografías, determinar un cierto periodo y lugar en el que fue tomada la fotografía.

En esta selección destacan las sociedades comerciales de fotógrafos tales como: Helsby; Ca. Mythos, Santiago; Cipriano Vera, Santiago; Juan de la C. Palomino, Concepción; Garreaud, Leblanc y Valck Valparaíso; J.D. Carvajal, Concepción y Garreaud, Santiago, entre otras. (Rodríguez, 2001) . Es importante subrayar la incorporación a esta selección de Retrato de mujer con sombrilla, tomado en París con el sello del fotógrafo francés Jean Nicolas Truchelut.

El segundo elemento es la ropa femenina, que junto con la fotografía se convierte en la carta de presentación social, cuya eficacia radica en “significar la materialidad del cuerpo en ideas específicas” (Butler, 1982) en donde la categoría de clase social se empodera del cuerpo femenino a través, de los gustos civilizados de los principales países de Europa como Inglaterra y Francia, dejando atrás los modos y gustos de la polvorienta ciudad colonial.

Lo moderno y la moda llegan a las chilenas de manera desplazada en el tiempo, acá no existió el concepto de temporada y colección que se impuso en Paris con el auge de Charles Worth. Lo nuevo llegaba principalmente por los extranjeros que visitaban Chile y por revistas y figurines como “La moda del correo de ultramar”, editado en Paris en 1869 por X. de la Salle y Melan; que fue “el periódico de las novedades elegantes destinadas a señoras y señoritas”, (De la Salle, 1869) donde se podía encontrar figurines, crónicas de moda, modelos de traje, labores de la aguja entre otros.

En esta selección de fotografías, podemos hacer un breve recorrido por la moda entre 1855 y 1900 de las chilenas de ayer, cuya característica común de sus trajes es el carácter retardatario en que se sitúan, existiendo siempre un desface de tiempo con lo que ocurría en Inglaterra y Francia. No obstante, podemos identificar el cambio que se produjo desde el faldón ancho con enaguas de crinolina, al faldón más angosto con polisón y cola de sirena, ( Kindersley, 2013) ,así como también los distintos tipo de trajes que eran asignados de acuerdo a la actividad pública o privada, tenemos como ejemplo el retrato de doña Tránsito Flores de Pérez, en traje de baile, que generalmente se caracterizaba por el uso de escotes y ahuecados faldones; trajes de recibir como en el retrato de doña Manuela Urmeneta de Eastman, por lo general de diseño más sobrio, que cubría completamente el cuerpo y trajes de paseo que incluían sombreros y sombrillas que podemos apreciar en el retrato realizado por la Photographie Truchelut, en París.

Carla Miranda Vasconcello
Curatoria

Maipú, agosto 2020

Créditos:
Dirección: Germán Domínguez
Diseño: Macarena Zamora
Mediación: Carla Miranda e Ivonne Muñoz
Colección: Marcela Alarcón
Comunicaciones: Raúl La Torre