El Arte de la Forja

El Arte de la Forja es una exposición que pone en valor la colección de 11 objetos de fierro forjado de origen colonial, principalmente rejas, los que fueron adquiridos durante la dirección de Ramón Eyzaguirre y otros que forman parte del legado del Presbítero Elías García de Huidobro. Todas ellas en su conjunto constituyen un rico exponente del arte de la forja realizada en Chile entre el siglo XVIII y siglo XIX.

El arte de la forja llega a la Capitanía del Reino de Chile de la mano de los españoles, quienes traían consigo la tradición castellana, andaluza y vascuence, que se desarrolló en estas tierras con menor esplendor que en el Virreinato del Perú. En sus inicios, este arte se inició con rudimentarias rejas respiraderos, que se caracterizan por ser rejas de pequeño formato bellamente decoradas con flores y espirales, cuyo uso de aparente decoración permitía simuladamente que entrara aire al interior de las casas habitaciones que estaban construidas por gruesos muros de adobe. (ver ficha 1) Posteriormente; estas fueron cambiando de tamaño para adaptarse como rejas de ventanas exteriores, que les permitió proteger la casa de lo que ocurría en el exterior “Como aquí la indiada asaltaban en cualquier momento del día y la noche” Márquez de la Plata, F. (2009). Pese a ello, al cambiar su tamaño ofreció menos solidez y resistencia que las rejas más pequeñas, ya que su estructura al formarse por argollas en forma de 8 las volvía endebles y lo único firme era su marco. (ver ficha 5).

Durante este periodo, el material empleado en estas elaboraciones fue casi en su totalidad importado de Vizcaya; ejemplo de la cerrajería llegada a Chile, es la encargada por Toesca para La Casa de la Moneda inaugurada en 1805.  Recién hacia 1813 a fines de la Colonia, don Francisco Tomás de Vildósola, abrió la mina de hierro del Cerro de Pelvín, cuya ferretería abasteció al gremio de herrero.

Las rejas en la ciudad colonial no fueron solo parte de la arquitectura, sino que pasaron a convertirse como lo señala Pereira Salas en “Una necesidad sociológica en Hispano-América”, donde los propietarios veían en las rejas una manera de distinguirse del vecino. Esto significó que hacia el siglo XVIII se pasa de la simple protección compuesto por delgados barrotes de sección redonda, divididos horizontalmente mediante hierros de igual perfil, apenas decorados con volutas entretejidas (ver ficha 4) a rejas platerescas de adornos abundantes, coronadas con águilas bicéfalas de escudos reales, temas florales y filigranas. (ver ficha 6 y 8)

El refinamiento se instala en la cerrajería con la llegada de “Los primeros franceses que se establecieron en Concepción, Valparaíso y otras ciudades en el primer decenio del siglo XVIII. Luego los padres jesuitas trajeron modelos, sin duda, los del elaborado estilo barroco de Baviera y Austria. Por último, Joaquín Toesca introdujo sistemas funcionales más sencillos, en armonía con el conjunto de la edificación del país”. Pereira, E. (1965) pág. 299.

Con la Independencia y la instalación de la naciente república se deja atrás todo el rudo y sencillo estilo colonial; la influencia francesa también afecta los gustos y el diseño de la cerrajería. Aparecen el uso de cintas de hierro plegadas, que se componen como encajes de hierro, (ver ficha 9) con los cuales se forman todos los elementos decorativos como las volutas, rocallas, y todo tipo de tracerías que destacan sobre los fondos de las rejas. (Torres, M. 2015).

La Técnica de la Forja

El hierro, luego de su extracción del yacimiento, se exponía a los hornos fundiéndolo hasta conseguir que fuese más maleable y se trabajaba directamente golpeándolo en caliente sobre el yunque con el martillo-a esta acción se le denomina forjar-. Las láminas de hierro se cortaban en tiras o se perforaban, además se podían forjar dentro de cuños grabados, adoptando el dibujo fácilmente gracias a su maleabilidad. Sus características; dureza, elasticidad y firmeza, permitían utilizarlo para realizar todos aquellos objetos que deben soportar grandes pesos o ser muy utilizados; cancelas, rejas, picaportes, cerraduras, lámparas, cajas fuertes, repisas, barandillas, etc.

En los talleres de herrería encontramos diferentes elementos que se usan en el proceso de la forja, tales como: la fragua hornillo en donde se calienta el hierro antes de trabajarlo; el fuelle, máquina que sirve para dirigir sobre el fuego una corriente de aire, destinada a activar la combustión; el yunque, bloque de hierro acerado que sirve para soportar, los golpes continuos de martillos y mallas sin que la superficie sufra deterioros; el banco y los instrumentos destinados a caldear y trabajar el hierro. Con el fin de “templar” o enfriar el metal siempre hay una pila o recipiente con agua que puede formar parte de la fragua, o bien estar situado fuera de ella.

Bibliografía

Carmen Martínez Samper, «Adolfo Jarreta, de la forja tradicional a la forja del arte», 2014. Editorial CECAL

Corrado Maltese (coordinador), “Las técnicas artísticas”, Manuales Arte cátedra, 1999.

Eugenio Pereira Salas, «Historia del Arte en el Reino de Chile». Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1965.

Fernando Márquez de la Plata, “Arqueología del antiguo reino de Chile”, Editorial Tikal, 2009.

Javier González Echeñique, Arte Colonial en Chile, Colección Historia del Arte Chileno, Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación, 1978.

Josefa Mata Torre, “Diseño y ornato en la rejería artística en el barroco andaluz”, Universidad de Córdoba, 2015

 

Créditos

Textos curatoriales: Carla Miranda y Marcela Alarcón

Documentación: Marcela Alarcón

Diseño: Macarena Zamora

Fotografías: Darío Tapia

 

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