SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2024
La pequeña selección de fotografías denominada “Fotografía patrimonial: chilenas y chilenos del ayer”, pertenecientes al Museo del Carmen de Maipú es un ejercicio de reflexión en torno a la fotografía como documento de una época en donde podemos observar los gustos y la moda de una clase social que accedió a ella principalmente por los extranjeros que visitaban Chile o los nacionales que viajaban a Europa. Así como también por las revistas y figurines como La moda del correo de ultramar, editado en París en 1869 por X. de la Salle y Melan; que fue el periódico de las novedades elegantes destinadas principalmente a señoras, señoritas y niños. (De la Salle, 1869). En este se podía encontrar figurines, crónicas de moda, modelos de traje, labores de la aguja entre otros. En el caso de los hombres, vivir y vestir a la inglesa fue el imperativo de la naciente burguesía, para transformarse en un ideal masculino en todo Chile. Los varones en Santiago acudían a la Sastrería Inglesa de Serveau y Dáttoli, en Ahumada 44, o a la Sastrería Pinaud en la calle Estado, atendida por su propio dueño y elogiada por sus confecciones con materiales. (Brügmann & Rojas.2015)
Fueron las principales sociedades comerciales de fotógrafos tales como: Helsby; Ca. Mythos, Santiago; Cipriano Vera, Santiago; Juan de la C. Palomino, Concepción; Garreaud, Leblanc y Valck Valparaíso; J.D. Carvajal, Concepción y Garreaud, Santiago, entre otras. Las encargadas de retratar mujeres, hombres y niños, quienes con sus mejores trajes y accesorios posaban ante el fotógrafo. Es así como la fotografía junto con la moda se convierte en la carta de presentación social, cuya eficacia radica en “significar la materialidad del cuerpo en ideas específicas” (Butler, 1982) en donde la categoría de clase social se empodera de los cuerpos, tanto de los niños, mujeres y hombres, cuyos ropajes proyectan los gustos civilizados de los principales países de Europa como Inglaterra y Francia, dejando atrás los modos y gustos de la polvorienta ciudad colonial.
Es importante subrayar la incorporación a esta selección el préstamo del Retrato de la familia Reyes García Huidobro, de la Casa fotográfica Heffer de 1907 y la extraordinaria copia en albúmina de las hermanas Mackenna Serrano hacia 1890, quienes fueron nietas del General Irlandés Juan Mackenna, que combatió con O’Higgins en las guerras de la Independencia.
La selección de fotografías de retratos femeninos se encuentra acompañados de accesorios de moda usados aproximadamente entre 1855 y 1912 en donde encontramos objetos de uso privado y público. Destacan del ámbito cotidiano y personal el tocador de viaje, compuesto por una serie de frascos y botellas donde se maceraban esencias para el aseo personal y el frasco para los polvos de arroz que permitían blanquear la piel, junto con utensilios para la manicure y la pinza para abrir los guantes. De los accesorios que se lucían en el espacio público, destacan los abanicos de marfil y encaje, el abanico de pluma de avestruz, las sombrillas de encaje y seda, los guantes y los botines de cuero de cabritilla y por último los cuellos de encaje. Aparte en una vitrina luce un vestido con inspiración Belle époque en tafetán y encaje floral con detalles de cuero.
De los retratos masculinos destacan el Retrato con sombrero de Copa de José Joaquín Pérez Mascayano, copia en albumina hacia 1880 y Retrato de desconocido con sombrero Bombín de la Casa Fotografía Central, Santiago, Chile hacia 1900. Acompañan estos retratos: sombreros de copa de la Casa Launay que se compraban en calle Ahumada en Santiago centro entre 1900 y 1920, un Bicornio de diplomático de fabricación Giovinazzi e Fulgenzi y un sombrero bombín u hongo de fieltro de fabricación desconocida.
La fotografía de los niños distingue su condición de infantes, era común que las casas fotográficas acompañaran sus retratos posando junto con juguetes de la época. En este conjunto de fotografías destacan niños acompañados por sillitas pequeñas, un caballo balancín y un carrito con animalitos. En cuanto a su vestimenta en las primeras décadas del siglo XIX, no existía una forma peculiar de vestir que distinguiera a los niños de los adultos en las clases sociales altas. Algunos autores han afirmado que en esta etapa los niños y las niñas se vestían únicamente como adultos en miniatura, es decir, replicando el vestuario de sus padres. (Rojas, J. 2016). Las fotografías de niñas y niños aparecen acompañadas por accesorios como: un pequeño vestido, un bastón infantil y un extraordinario álbum de la familia Igualt Urenda ca. 1850-1900.
Créditos
Dirección General: Germán Domínguez
Curadora: Carla Miranda Vasconcello
Montaje y museografía: Marcela Alarcón Rodríguez, Constanza Saavedra y Vicente Polanco
Diseño gráfico: Macarena Zamora
Mediación: Paulina Salinas