San Francisco de Paula

San Francisco de Paula.
Autor desconocido.
Escultura.
Figura de candelero, madera policromada, encarnada, ojos de vidrio y estandarte de plata.
Escuela Altoperuana.
Siglo XVIII.
Colección Museo del Carmen.

Para finalizar el mes de los santos, hemos elegido una bella imagen de candelero de 148 cm de altura, con rostro y manos esculpidas, de factura altoperuana del siglo XVIII, que representa a San Francisco de Paula, este santo se representa con el hábito, barba larga y un bastón, sin embargo, la imagen del Museo del Carmen de Maipú, lleva en su mano derecha una bandera a modo de estandarte elaborada en plata repujada burilada y cincelada, al igual que su aureola.

Su vestimenta es tela de terciopelo en color granate y está ricamente bordado con diseños fitomorfos en hilos de plata, se exhibe en la sala de imaginería religiosa y pertenece a una de las cuatro esculturas de cuerpo completo de esta colección.

Germán Becker nos relata parte de su historia:

Este santo nació en Paula, en la región de Calabria, Italia en 1416. Hijo tardío, sus padres se encomendaron a San Francisco de Asís para que llegara este único hijo. A los 13 años su padre lo llevó al convento de San Marcos de los monjes franciscanos.

En ese lugar, nuestro Francisco de Paula aprendió a leer y escribir y se compenetró de la vida austera de los frailes de aquel convento. Sus padres, luego de terminada su educación en San Marcos, lo acompañaron en una peregrinación de Asís a Roma. Cuando regresó a Paula, su aldea natal, el muchacho eligió un remoto lugar entre rocas y junto al mar. Francisco tenía solamente 15 años. Su virtud y espíritu de sacrificio comenzaron a ser conocidos. Otros jóvenes se fueron sumando a este grupo religioso. Los lugareños, admirados por el comportamiento de estos juveniles anacoretas, les construyeron tres celdas y una capilla. Este aporte de la gente aledaña, ocurrió en 1436, año en que San Francisco de Paula fundó la orden religiosa de los Mínimos. En una década la orden creció y los mismos monjes levantaron una gran iglesia y un monasterio.

La penitencia, la caridad y la humildad eran las piedras angulares de esta comunidad. Los Mínimos vivían en perpetua cuaresma: comida frugal, mucho trabajo y permanente oración.

En 1471, el arzobispo de Cosenza avaló la orden y la regla que la regía. Tres años después, S.S. Sixto IX la confirmó por medio de una bula.

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Santuario de Paula, Calabria – Italia.

El santo ermitaño de Calabria, así solía llamarlo la gente de la comarca asistió y confortó, por orden del Papa, a Luis XI, rey de Francia. Su Majestad sufría de una rara enfermedad que le consumía el cuerpo y el alma. No quería vivir, pero tenía temor a la muerte. San Francisco de Paula lo asistió.

Los últimos tres meses de su vida los pasó el santo encerrado en su celda, sin ver a nadie. Según él decía, para que nadie lo distrajera de sus pensamientos sobre Dios y la eternidad.

Murió a los 92 años el 2 de abril de 1508.

“Encuentro Con La Fe Y La Historia” Museo del Carmen de Maipú. Año 2000, editorial Trineo.

 

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