Eusebio Hierónimo (Estridón, Dalmacia, c. 340 – Belén, 30 de septiembre de 420), conocido comúnmente como San Jerónimo, tradujo la Biblia del griego y del hebreo al latín por encargo del papa Dámaso I. La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata (de vulgata editio, ‘edición para el pueblo’) y publicada en el siglo IV de la era cristiana, fue declarada en 1546, durante el Concilio de Trento, la versión auténtica y oficial de la Biblia para la Iglesia católica latina, hasta la promulgación de la Nova Vulgata, en 1979, el que ahora es el texto bíblico oficial de la Iglesia católica.

Es considerado uno de los Padres de la Iglesia, junto a Ambrosio, Agustín y Gregorio uno de los cuatro Padres latinos, y doctor de la Iglesia. También es reconocido como santo por las iglesias católica, ortodoxa, luterana y anglicana. La Iglesia católica ha reconocido siempre a san Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la Biblia, por lo que fue nombrado patrono de todos los que en el mundo se dedican a explicar la Biblia; por extensión, se le considera el santo patrono de los traductores. Murió el 30 de septiembre del año 420, a los 80 años. En su recuerdo se celebra el Día internacional de la Traducción.

Padres de la Iglesia

Los atributos con los que suele representarse a este santo son: Sombrero y ropa de cardenal (de color rojo), un león y, en menor medida, una cruz, una calavera (la cual remite al tópico del memento mori), libros y materiales para escribir. El motivo por el cual se le representa con un león es porque, según se dice, se encontraba San Jerónimo meditando a las orillas del río Jordán, cuando vio un león que se arrastraba hacia él con una pata atravesada por una enorme espina. San Jerónimo socorrió a la fiera y le curó la pata por completo. El animal, agradecido, no quiso separarse jamás de su bienhechor. Cuando murió San Jerónimo, el león se acostó sobre su tumba y se dejó morir de hambre. Pero es una leyenda atribuida por error, en realidad le pertenece a San Gerásimo, eremita. El parecido en los nombres indujo al error. Hay dos iconografías clásicas para la representación de san Jerónimo: la primera lo presenta escribiendo en su gabinete, con toda seguridad preparando su traducción latina de la Biblia. La segunda lo muestra sometiéndose a mortificación como penitencia, lo que da a los artistas la oportunidad de reflejar un desnudo masculino parcial, pues aparece como un eremita en la gruta del desierto, generalmente acompañado por un león.

San Jerónimo
Autor desconocido, atribuido a Guido Reni. Siglo XVIII Óleo sobre tela. Depósito Seminario Pontificio

El Museo del Carmen de Maipú posee dos pinturas que representan a San Jerónimo, en esta oportunidad compartiremos una de ellas, pintura europea de autor desconocido, atribuida a Guido Reni, en ella vemos a San Jerónimo de cuerpo completo semi desnudo, conversando con un ángel a quien le indica con su dedo un libro abierto (las escrituras), el cual lo visita en una cueva, vemos además sus atributos, el manto rojo que representa su vestimenta cardenalicia, el libro y el león. Esta obra se ubica en la sala 7 de nuestro museo, los invitamos a conocerla.

 

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