Pasaporte de Don José María Caro, otorgado en su viaje a Roma para recibir el capello Cardenalicio

Poco tiempo después de participar en el Conclave de 1958, que eligió al Papa Juan XXIII, a una edad que lo convertía en el Cardenal elector de mayor edad y de ayudar, a su vuelta a Chile, a su amigo y obispo auxiliar, Mons. Emilio Tagle, en la administración del Sacramento de la Confirmación en Curacaví; el día 4 de diciembre, a las 13 horas y 21 minutos, con 92 años de edad, muere José María Caro Rodríguez, primer Cardenal y Primado de Chile.

José María Caro nació el 23 de junio de 1866 en Los Valles, en aquel entonces provincia de Colchagua. Fue el cuarto hijo del matrimonio entre don José María Caro Martínez y doña Rita Rodríguez Cornejo. Fue bautizado por su abuelo paterno, don Pedro Pascual Caro Gaete, seglar con autorización para hacerlo, con el nombre de José María, heredando el nombre de su padre, al ser el primer hijo hombre de la familia.

Su padre fue un modesto administrador de la hacienda donde nació José María, servidor público y activo participante del Partido Conservador, con el que llegó a ser el primer alcalde de la naciente comuna de Pichilemu. Su abuela paterna, doña Cayetana Martínez le enseñó a rezar el rosario y también a leer a la edad de cinco años para que después pueda acudir a la escuela ubicada en Ciruelos, a varios kilómetros de distancia de la casa de sus abuelos, lugar donde vivía en ese entonces con la finalidad de acudir a dicha escuela. En Ciruelos también se ubica la parroquia San Andrés, donde doña Rita Rodríguez consagró a su primer hijo varón, según escribió don José María en sus Memorias: “Antes que yo naciera llegó a Ciruelos con mucha solemnidad, la hermosa imagen de San Andrés Apóstol, a quien está dedicada la parroquia. En esta ocasión mi madre me consagro a él para que fuera sacerdote…”

“Antes que yo naciera llegó a Ciruelos con mucha solemnidad, la hermosa
imagen de San Andrés Apóstol, a quien está dedicada la parroquia. En esta ocasión mi madre me
consagro a él para que fuera sacerdote…”
Cardenal Caro en sus Memorias

José María, de 15 años, manifestó su deseo de ser sacerdote. Se mudó a Santiago para su formación en la sección San Pedro Damiano del Seminario del Arzobispado de Santiago, la que recibía a los jóvenes aspirantes venidos desde el campo.

Durante los 5 años de estudios José María se distinguió en todos los ramos llevados. Fue el mejor estudiante, situación que lo llevó a cursar estudios en el Colegio Pío Americano de Roma, junto a Gilberto Fuenzalida Guzmán.

Después de terminar los estudios eclesiásticos, el 20 de diciembre de 1890 fue ordenado sacerdote y al día siguiente, en la Chiesa del Gesù, presidiría su primera misa, poco después de su amigo y compañero Gilberto Fuenzalida.
Al año siguiente, a fines de Julio, regresan a Chile en el vapor francés “Le Perou” los recién ordenados sacerdotes, encontrando un país diferente y con una Guerra Civil recién culminada. Su primera misión en Chile sería la docencia en el Seminario a principios de 1892, práctica que quebrantaría su delicada salud.

Con el objeto de encontrar un mejor clima para su salud, el joven sacerdote pide su traslado a Tarapacá, lugar donde finalmente viviría por más de 10 años como párroco de Mamiña.

El 6 de mayo de 1911 es nombrado Vicario Apostólico de Tarapacá. Tiempo después recibirá su consagración episcopal y traslado a la ciudad de La Serena, para hacerse cargo de esa diócesis el 14 de diciembre de 1925.

Pasado unos años y recién llegado de un viaje a Europa, es citado por el Nuncio Apostólico Mons. Aldo Laghi, para informarle de su traslado al Arzobispado de Santiago, sucediendo a Mons. José Horacio Campillo Infante. En la tarde del día 14 de octubre de 1939, Mons. Caro tomó posesión del Arzobispado de Santiago.

Como arzobispo de Santiago promovió la creación de nuevas parroquias, el acercamiento de la Iglesia con su pueblo, especialmente con los pobres y enfermos, acompañó de cerca a las numerosas asociaciones católicas que venían trabajando en la capital, fomentó la llegada de religiosas y religiosos a Santiago, y mantuvo una siempre buena relación con los presidentes de turno, acompañando en su lecho de muerte a dos de ellos, en especial a su buen amigo, el presidente Pedro Aguirre Cerda, con el que disfrutaba de largas horas de conversación a pesar de sus diferentes posturas sobre no pocos temas.

A pocos días de la navidad de 1945, llegó a Chile una noticia que ya era rumor en la prensa: el Papa Pio XII había elegido a Mons. Caro para ser creado Cardenal de la Iglesia. La noticia corrió rápidamente y dejó en evidencia el cariño del pueblo chileno por su pastor, un “humilde hijo de campesinos”. El 19 de mayo de 1946, después de días muy complicados con su salud, Mons. Caro recibió las insignias cardenalicias, en una sencilla ceremonia.

Como Cardenal y a pesar de sus problemas físicos, don José María participó activamente en cuanta necesidad lo convocara a estar presente. Así, acudió al Conclave de 1958 que eligió al Papa Juan XXIII, a una edad que lo convertía en el Cardenal elector de mayor edad.

BIBLIOGRAFÍA:
– Salinas, A. Un Pastor Santo, Editorial Andrés Bello, 1era edición, Santiago, 1981.
– Medina, J. Medio Siglo Después en Revista Humanitas N. 52 Año XXIII. Santiago, 2008.
– Caro, J. El Secreto de la Masonería, Editorial Difusión, 2da edición, Buenos Aires, 1951.
– Archivo Museo del Carmen de Maipú
– www.iglesia.cl

 

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