Presidente José Manuel Balmaceda y sus Ministros. Autor secundario: Diaz y Spencer. Santiago Copia de albúmina sobre soporte secundario. Formato: Cabinet 1887. Donación: Luis Reyes

José Manuel Balmaceda es sin duda uno de los personajes más controvertidos de la Historia de Chile. Para algunos autores, fue el estadista visionario que representó las transformaciones sociales y económicas de fines del siglo XIX y el gestor de los cambios necesarios para lograr un mayor desarrollo industrial. Para otros fue el dictador, el tirano, que pasó por sobre la institucionalidad y desencadenó la Guerra Civil de 1891. Su fuerte y controvertida personalidad, el sentido de misión que siempre le otorgó al servicio público, y sobre todo las circunstancias de su vida y su muerte, hicieron de Balmaceda un personaje casi mítico en la escena nacional.

Nació en Bucalemu el 19 de julio de 1840 en una familia de alta raigambre aristocrática, sus padres fueron Manuel José Balmaceda y María Encarnación Fernández. Realizó sus estudios en los Sagrados Corazones (Padres Franceses) y terminó sus humanidades en el Seminario Conciliar. Ingresó tempranamente a la política y con sólo 24 años fue electo diputado.

Desde joven adscribió la doctrina liberal y militó en el Club de la Reforma, destacándose como excepcional orador. Durante los años en que gobernó el Presidente Aníbal Pinto, Balmaceda ejerció sus funciones en la Cámara de Diputados, pero su figuración política comenzó durante el gobierno de Domingo Santa María, presentándose, en 1886, como candidato único a la presidencia de la república tras conseguir que José Francisco Vergara depusiera sus aspiraciones presidenciales. El 18 de septiembre de 1886, asume finalmente la presidencia de la República de Chile encabezando la Coalición Liberal, con un ambicioso programa político de gobierno. Muy pronto se enfrentó con el Congreso que aspiraba a disminuir el poder presidencial, mientras Balmaceda buscaba incrementarlo.

Durante ese período, fines del siglo XIX, los altos ingresos del Salitre hacían de Chile un país rico. Balmaceda supo aprovechar esas circunstancias para llevar a cabo dos de sus más ambiciosos proyectos: un gran plan de obras públicas y una reforma y mejoramiento de la educación pública, los que promocionó en una serie de viajes presidenciales realizados a través del país. Con ello intentaba presentarse como un presidente con autoridad y al mismo tiempo cercano a los ciudadanos, un mandatario que sería capaz de llevar el progreso a los rincones más remotos del país.

Medalla conmemorativa de la Academia de Ciencias de Francia en honor a don José Manuel Balmaceda. 1882 Anverso Quo Distent Spatio Sidera Iuncta Docent. Unidos al espacio de las estrellas, enseñan en qué se diferencian. Reverso Institut de France Academie des sciences. Pasaje de Venus sur le soleil 6 de diciembre de 1882 J.M. Balmaceda

A pesar de todas estas realizaciones, la crisis política estalló en 1891. La ruptura se desató ante la negativa por parte del Congreso de aprobar la Ley de presupuesto de ese año. Balmaceda aprueba de facto la ley del año anterior y se declara como única autoridad. El 7 de enero de 1891, la Escuadra, apoyada por las fuerzas congresistas, se sublevó, dando comienzo a la guerra civil.

Banda Presidencial de Chile. Objeto textil con escudo bordado sobre relieve en hilos de plata y mostacillas. Siglo XIX. Perteneció al Presidente José Manuel Balmaceda, quien gobernó durante 1886 y 1891. Esta banda simboliza el poder ejecutivo y está conformada por los colores de la bandera, además del Escudo Nacional.

El Presidente Balmaceda, luego de conocerse el fracaso de las fuerzas gobiernistas en la batalla de Placilla, a las dos de la madrugada, abandonó caminando el Palacio de la Moneda para refugiarse en la Legación Argentina. Allí permaneció oculto veinte días, en los cuales redactó su Testamento Político y escribe a su familia, entre ellas una carta a su esposa Emilia

Toro. El día 19 de septiembre de 1891, al día siguiente de cumplir su mandato presidencial, el Presidente Balmaceda se suicidó, disparándose un tiro en la sien.

La figura de Balmaceda ha provocado polémicas hasta nuestros días. Presentado como un dictador por sus detractores y como defensor de la autoridad presidencial por sus partidarios, lo cierto es que la discusión sobre Balmaceda y su obra adquirió un cariz distinto a mediados del siglo XX, momento en el que se comenzó a considerarlo como un precedente de las políticas económicas nacionalistas y de la lucha contra el imperialismo. De todas maneras, la figura del malogrado presidente ha perdurado no sólo en los circuitos académicos y políticos, quedando para la memoria popular como un héroe inmolado por el pueblo.