Hoy 07 de noviembre saludamos afectuosamente a todos los artesanos de nuestro país, quienes celebran su día, siendo un gran aporte a la cultura y patrimonio material e inmaterial, elaborando a mano objetos únicos, manteniendo vivos oficios tradicionales a lo largo de nuestro territorio.

El Museo del Carmen de Maipú posee entre sus colecciones una bella y especial cerámica, elaborada por las Monjas Clarisas, base de la conocida Cerámica de Talagante, los invitamos a conocer su historia.

Jarrones y vasijas Cerámica perfumada de las Monjas Claras siglos XVIII-XIX. Se denominaron encintados a estas miniaturas que se usaron como obsequio en matrimonios y bautizos.

“La cerámica de las Monjas Claras es una de las primeras manifestaciones artesanales de nuestro país, que no tiene raíz indígena y se remonta al siglo XVI. Dio a conocer a Chile en América y Europa a donde se exportaba en el período colonial. Sus principales características son su exquisito olor, que perdura a través del tiempo y que invitaba a probarlas. Su vibrante colorido las diferencias del resto de nuestra artesanía, al que se agregan los dorados que hacían con lámina de oro. Se sumaban a todo esto los móviles, de hojas, flores, pájaros y mariposas, que cobraban vida mediante el movimiento de sus resortes.

El origen hace suponer que la influencia española, con marcado gusto morisco, quedó patentada en estas obras desde sus inicios, conservándose por siglos inalterables gracias a la clausura, regla estricta de este monasterio. En 1571 acompañando las huestes españolas que fundaron la ciudad de Osorno, llegaron tres beatas, que se reunieron en torno a un beaterio llamado las “Isabelas”. En 1584 se transformó en monasterio bajo la advocación de Santa Clara, buscaron refugio en Santiago, debido a los ataques indígenas, instalándose en la “Cañada” (actual Alameda). El año 1913 el convento se trasladó a la calle Eusebio Lillo donde permanecieron hasta 1972 y desde ahí se trasladaron a la comuna de Puente Alto.

Palmatoria verde con cuelgas y móviles Obra de doña Sara Gutiérrez-siglos XIX-XX En esta imagen podemos apreciar una palmatoria con una secuencia de cuelgas con formas de pequeñas manitos y un conjunto de flores y hojas insertadas a resortes como móviles o tembleques en la base de la pieza. Completa se decoración la figura de una niñita.

En 1910 existía frente al monasterio la “Tienda de ollitas” donde se vendía durante todo el año cerámica en miniatura similar a la de las monjitas, hecha por seguidoras de las religiosas, como doña Sara Gutiérrez y sus hermanas Zoila y Margarita. Las artesanas conventuales habían cerrado su taller en 1898 con la muerte de Sor María del Carmen de la Encarnación Jofre, desapareciendo casi un siglo esta artesanía. Antiguamente el monasterio permitía servidumbre, que poco a poco se fue eliminando de acuerdo con nuevas reglas. Dentro de estas empleadas salidas del convento se desató doña Sara Gutiérrez, que empezó a trabajar basándose en el aprendizaje de sus hermanas con las religiosas, imitó fielmente las formas conventuales y también hizo representaciones de personajes populares y de la vida urbana de Santiago, llenos de sabor criollo costumbrista. Sus obras son muy características, porque introdujo en ellas figuras humanas y de los emblemas patrios como escudos, cóndores, huemules, banderas, etc. Y su colorido es más crudo.”

Texto de Vanya Roa en el libro Museo del Carmen, 1987. Santiago.

 

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